miércoles, 28 de junio de 2017

Receta para un asesino serial (XXI)

Jack Unterweger.

De familia pobre, Jack Unterweger nació en Austria allá por el año de 1950, analfabeto, aprendió distintos oficios para poder ganarse la vida, pero no le serviría de mucho puesto que apenas con 24 años ya estaba condenado por su primer asesinato.

Creció con su abuelo a quien él mismo describiría como un alcohólico compulsivo, era hijo de madre soltera que había quedado embarazada de un soldado estadounidense, así que sin que el militar se hiciera cargo, la familia materna hizo frente a la responsabilidad de criar un pequeño.

Fue rebelde desde niño, su madre se dedicaba a la prostitución mientras el pequeño creció sin educación, estuvo varias veces en prisión por crímenes menores, su primer arresto sería a los 16 años por asaltar y agredir a una prostituta, así que a su corta edad ya se perfilaba como alguien que atacaría los sitios frecuentados por estas mujeres pues era el ambiente que su madre, bien o mal le había propiciado a pesar de que la mayor parte del tiempo estaba con su abuelo, de quien se menciona nunca lo cuidó, tampoco alentó en el niño la buena moral, pues mantenía relaciones sexuales con distintas mujeres sin importar que el niño estuviera presente.

Fue precisamente este sector de la población tan vulnerable el objetivo predilecto de Unterweger, doce en total las mujeres que morirían estranguladas con su mismo sujetador, luego de la primera, fue juzgado y sentenciado a cadena perpetua, irónicamente, ya dentro estudió y se enseñó a leer, comenzó a escribir poemas que lo llevaron a ser reconocido a nivel internacional y sería esta la razón más poderosa que lo liberaría de los barrotes.

He aquí parte de su repertorio:

“Mis manos sudorosas están atadas a mi espalda, con cadenas de acero alrededor de las muñecas. La fuerte presión en mis piernas y en mi espalda me hace percatar de que mi única escapatoria es acabar con esto. Permanezco despierto, removido de la liberadora inconsciencia de las ovejas. Bañado en mierda, temblando. Mis pequeños sueños miserables son un diario recordatorio. Con ansiedad miro fijamente en la oscuridad desconocida de la quieta noche allí afuera. Hay seguridad en la oscuridad. Yo intento desviar mis pensamientos de las preguntas sobre el tiempo. Yo pregunto solamente por el momento inmediato en el que yace mi fuerza. Es todavía de noche, ya tarde en la noche, acercándose viene la mañana”.

De acuerdo a distintas teorías de perfiladores criminales, la forma en que les quitaba la vida a sus víctimas, revela mucho de su personalidad trastornada, ya que creaba ciertos nudos para asfixiar a las mujeres, quienes viendo que era famoso, se inclinaban a seguirlo sin miedo. En esta forma de muerte, Jack dejaba de manifiesto su propio instinto suicida, marcando en estas mujeres su sentir destructivo contra la vida.

En algún momento de su andar, fue contratado por una televisora austriaca para que escribiera sobre un caso ocurrido en Los Ángeles, además de describir la forma en la que él veía la prostitución en Norteamérica y Europa detallando las diferencias.

Conoció a un oficial de policía de Los Ángeles, con él recorrió el distrito rojo de la ciudad, lo que en México llaman honrosamente las autoridades “zona de tolerancia”. Tan solo durante su estancia, asesinó a tres mujeres usando como herramienta de trabajo, el sostén de sus presas además de violarlas de forma salvaje.

No manifestaba sentimiento de culpa, típico de las personalidades psicopáticas, además de su narcisismo al parecer inexplorado, puesto que tanto los rasgos de uno y otro trastorno, convirtieron a Jack Unterweger en lo que era, un depredador de mujeres, todo en él daba para atraer a sus víctimas, y él, presto, no dejaría pasar la oportunidad…

Continuará...

Por: Lourdes Guerrero / @Agnte_1

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