¿A cuántas personas tengo que matar para que mi nombre aparezca en el periódico?
Dennis Rader
Asesino serial
La sed de atención puede convertir a alguien en esto, un asesino al que no le costaba nada, narrar el horror que le hizo pasar a sus víctimas antes de ultimarlas.
Rader escribió decenas de cartas a los medios de comunicación y a través de los periodistas o de forma independiente le escribía también a la policía burlándose tal como lo hiciera en su tiempo el famoso Jack “El destripador”. Incluso llegó a compararse con algunos de los asesinos más conocidos en ese entonces.
Luego de la muerte de Nancy Fox, su siguiente presa sería Marine Hedge de 53 años, la raptó de su casa y la llevó a un lugar donde la estranguló con sus propias manos y la dejó completamente desnuda. Haciendo un análisis criminológico de Dennis, debió existir un factor que detonara su furia, pues entre Fox (diciembre 1977) y Hedge (abril 1985) hubo una distancia en tiempo muy notable, 8 años en los que nada se sabía de él, y aunque era un asesino organizado, no se debía a eso los altos que hacía en su vida criminal sino a factores exógenos de influían en su comportamiento, por ejemplo, una vida laboral inestable, el nacimiento mismo de los hijos o hasta una vida sexual anormal debieron afectar su comportamiento, lo que se traducía en los asesinatos, reclamaba atención y era más que evidente que no se detendría hasta lograrlo.
Finalmente la policía hizo el anuncio, reinó el pánico entre los habitantes de Wichita, en los hogares simplemente no había tranquilidad y lo primero que revisaban las personas al entrar al domicilio era la línea de teléfono puesto que era uno de los sellos característicos de BTK.
Nadie se imaginaba que este asesino viviría para aterrar a la ciudadanía y a las autoridades hasta convertirse en leyenda.
Sus siguientes crímenes los perpetró en contra de Vicki Wegerle de 28 años (Septiembre 1986) y Dolores Davis de 62 (enero 1991).
En el 30 aniversario de la muerte de los Otero un diario local recordó la tragedia, y rememoró aquel evento de una forma poco agradable para BTK que nunca había abandonado el lugar, así que respondió al diario escribiendo una carta detallando aquella experiencia. De inmediato se le comunicó a las autoridades que a pesar de haber creado un grupo especial para la localización del asesino, había archivado el expediente, pero el resurgimiento de Rader prendió las alarmas para la policía. En 2004 se contaba con la modernización de la tecnología y la ciencia del ADN estaba en su apogeo, con estas herramientas apelaron a la debilidad de BTK, su arrogancia y ganas de llamar la atención, se prestaron a su juego y lo hicieron caer, retó a los agentes a conocer su identidad por medio de un disquete de computadora, no imaginaba lo que le esperaba.
BTK era un diácono de la Iglesia Luterana de Wichita, padre de dos hijos y esposo de Paula Rader, fue arrestado el 25 de febrero del 2005 mientras regresaba a su casa luego de dar clases, al encontrarse en la estación de policía lo confesó todo, y detalló ante los agentes la forma en que acechaba a sus víctimas, cómo lograba ingresar a sus domicilios. Dijo también que no tenía cercanía con nadie y que a algunas de sus víctimas sólo las conocía de vista. Comentó que le gustaba guardar fotografías de los cuerpos como trofeos y que su familia no conocía su segunda vida. Confesó 10 asesinatos y fue condenado a 10 cadenas perpetuas.
Llama la atención, qué ocurrió en la vida de BTK para arrancar la vida de 10 personas con el único fin de atraer las miradas de todos a través de sus hechos. Él mismo ha hablado poco, no se parece a otro buscador de atención, David Berkowitz, mejor conocido como “El hijo de Sam” o “El asesino del calibre 44”, quien mató a seis personas en venganza contra la sociedad, debido a que su madre biológica lo habría dado en adopción cuando era un bebé, saberlo le generó una rabia descomunal que sólo externó en violencia contra sus congéneres…
Continuará…
Por: Lourdes Guerrero / @Agnte_1