Se acabó. |
La voz corrió rápidamente esta semana en mensajes telefónicos y a los gritos entre compañeros de trabajo, de que la automotriz estadunidense Ford había cancelado su nueva planta de mil 600 millones de dólares en 285 hectáreas del desierto en San Luis Potosí.
“Cuando lo vi en el teléfono pues (pensé) ‘no, no puede ser’”, dijo Higinio Salazar, un guardia de seguridad a cargo de registrar el tráfico que entra y sale del lugar y que esperaba tener trabajo por muchos meses. “Fue por órdenes del señor Trump”, añadió con amargura.
No fue así, pero aquí en la región de México donde se encuentran las plantas de ensamblado de autos se percibe que el presidente electo Donald Trump está cumpliendo su promesa de regresar los trabajos de manufactura a Estados Unidos incluso antes de ocupar la Casa Blanca.
Las autoridades estatales de San Luis Potosí se habían enterado no mucho antes de Salazar que la promesa de 2 mil 800 empleos directos y más de 10 mil indirectos, a través de la cadena de aprovisionamiento de Ford, no se haría realidad.
El secretario de Desarrollo Económico, Gustavo Puente Orozco, dijo que Ford informó a las autoridades apenas una hora antes de que el director general Mark Fields hiciera el anuncio el martes por la mañana.
Puente dijo que Ford dejó perfectamente en claro que era una “cancelación definitiva”.
La planta de San Luis Potosí había avanzado más allá de la etapa de planificación. Había grandes esperanzas en que la tercera planta automotriz en el Estado –GM produce los pequeños vehículos Aveo y Trax desde 2008 y la nueva planta de BMW prevé iniciar operaciones a principios de 2019– mantendría la tasa anual de crecimiento del Estado muy por encima del promedio nacional.
Los huesos metálicos de la planta habían empezado a aparecer, junto con carteles que indicaban donde estaría cada sector, desde “estampado” hasta “depósito””. Ford había contratado a medio centenar de trabajadores, que realizaron su capacitación pagada por el Gobierno mexicano.
En San Luis Potosí, entre 50 mil y 60 mil empleos dependen de la industria automotriz.
En la plaza central de Villa de Reyes, la gente comentaba el miércoles que la cancelación afectaría sobre todo a los jóvenes.
“Cuando lo vi en el teléfono pues (pensé) ‘no, no puede ser’”, dijo Higinio Salazar, un guardia de seguridad a cargo de registrar el tráfico que entra y sale del lugar y que esperaba tener trabajo por muchos meses. “Fue por órdenes del señor Trump”, añadió con amargura.
No fue así, pero aquí en la región de México donde se encuentran las plantas de ensamblado de autos se percibe que el presidente electo Donald Trump está cumpliendo su promesa de regresar los trabajos de manufactura a Estados Unidos incluso antes de ocupar la Casa Blanca.
Las autoridades estatales de San Luis Potosí se habían enterado no mucho antes de Salazar que la promesa de 2 mil 800 empleos directos y más de 10 mil indirectos, a través de la cadena de aprovisionamiento de Ford, no se haría realidad.
El secretario de Desarrollo Económico, Gustavo Puente Orozco, dijo que Ford informó a las autoridades apenas una hora antes de que el director general Mark Fields hiciera el anuncio el martes por la mañana.
Puente dijo que Ford dejó perfectamente en claro que era una “cancelación definitiva”.
La planta de San Luis Potosí había avanzado más allá de la etapa de planificación. Había grandes esperanzas en que la tercera planta automotriz en el Estado –GM produce los pequeños vehículos Aveo y Trax desde 2008 y la nueva planta de BMW prevé iniciar operaciones a principios de 2019– mantendría la tasa anual de crecimiento del Estado muy por encima del promedio nacional.
Los huesos metálicos de la planta habían empezado a aparecer, junto con carteles que indicaban donde estaría cada sector, desde “estampado” hasta “depósito””. Ford había contratado a medio centenar de trabajadores, que realizaron su capacitación pagada por el Gobierno mexicano.
En San Luis Potosí, entre 50 mil y 60 mil empleos dependen de la industria automotriz.
En la plaza central de Villa de Reyes, la gente comentaba el miércoles que la cancelación afectaría sobre todo a los jóvenes.
Rumbo al abandono. |
El jubilado Ignacio Segura Rocha dijo que menos personas emigran a Estados Unidos porque la frontera se ha vuelto más difícil que en 1977 y 1978, cuando él la cruzó. La industria automotriz es una buena alternativa para los chicos que crecen en los ranchos aislados de la región.
El trabajador de la construcción J. Refugio Waldo Contreras sostuvo que Trump ponía a los mexicanos en una situación imposible.
Con todo, no faltaron algunas expresiones optimistas. Contemplando los enormes camiones que se llevaban los bulldozers, el guardia Juan González dijo que el sitio no quedará vacante por mucho tiempo.
Jorge Álvarez, quien trabajó en las vías perimetrales del sitio durante cinco meses, dijo que su compañía ya le informó que trabajará en el aeropuerto, así que al menos él no se quedará sin empleo.
Otra opción sería que México se vuelva hacia adentro y se concentre en desarrollar su mercado interno, dijo Roy Campos, presidente de la consultora Mitofsky en la Ciudad de México.
Con la caída de los precios de los combustibles, los estadunidenses prefieren vehículos más grandes y el Focus es víctima de esa tendencia.
Mark Fields, director general de Ford, dijo que seguirán produciendo el Focus en una planta en Hermosillo, Sonora, y que invertirán 700 millones en una planta existente en Michigan que produce vehículos eléctricos, híbridos y autónomos.
Fuente: AP