jueves, 28 de septiembre de 2017

Receta para un asesino serial (XXIII)


“Les hice un favor matando a esas prostitutas, ustedes no pueden controlarlas, yo sí” 
Gary Leon Ridgway

De estatura mediana, complexión simple y rostro amigable, así se veía el terrible asesino del río Green, bautizado de esa manera por sembrar el afluente y su rivera de cadáveres, todo ellos de mujeres estranguladas con su propia ropa.

Gary es padre de un hijo, tuvo tres matrimonios y mantuvo el mismo trabajo durante casi tres décadas, hombre sereno que no despertó la sospecha de nadie, alimentaba una oscura fama en un condado de Washington y a pesar de lo continuo de sus crímenes, la autoridad simplemente no daba con un asesino que fraguaba sus crímenes durante las noches en calles que se llenaban de mujeres prostitutas u otras que sólo salían a divertirse.

La primera víctima mortal, fue una chica de 16 años, quien se fugó de su casa para dedicarse a la prostitución, se topó con Gary que no dejó pasar la oportunidad y la mató en la parte trasera del camión que conducía en su trabajo, confesó después que durante el hecho, estaba extasiado y hasta que logró calmarse pensó en lo que debía hacer con el cuerpo, y tal como él las mataba, iban apareciendo ante los ojos atónitos de las autoridades quienes luego de seis cadáveres hicieron público el anuncio, había un asesino serial y debían detenerlo a la brevedad.

Se analizaron con lupa los escenarios cual si revisaran una zona arqueológica, diría tiempo después un investigador del FBI (Buró Federal de Investigación, en español), pero a pesar de contar con un coeficiente intelectual de 85, cuidaba los detalles, se fue haciendo experto en sus actos y trajo en jaque a las autoridades responsables de aclarar estos asesinatos por años mientras que la cifra de muertes se acumulaba.

La ciencia de los perfiles en aquel entonces apenas nacía, se había recopilado información sobre el comportamiento de los asesinos en serie hacía algunos años con Ted Bundy y costaba trabajo aplicar la misma metodología, sin embargo así lo hicieron y fallaron.

La topografía de las heridas dieron pauta para determinar ciertos rasgos de la personalidad de Gary, pero se dificultaba tremendamente el hecho de que los cuerpos eran hallados muchos días después de muertas, la razón, la vida de las prostitutas es inestable y tardan mucho en darse cuenta que desaparecían, así, el asesino podía estar acechando constantemente a sus presas con el tiempo de sobra.

Cabe señalar que los vecinos y amigos de este singular personaje, se refieren a él como una persona amigable, incapaz de hacerle daño a nadie, solo Gary sabía lo que hervía en su sangre, odio, mucho odio contra las mujeres, de acuerdo a sus declaraciones, este sentimiento lo fue almacenando desde su infancia debido al férreo control de su madre sobre él, que padeció enuresis hasta pasada la adolescencia.

“Las mujeres quieren controlarme y no me gusta que me controlen, por eso las maté, porque alguna de ellas podía delatarme, ellas rogaban que no las matara pero yo seguía apretando su cuello”, dijo.

“He matado tantas mujeres que me es imposible acordarme de todas ellas", sostuvo.

Un poco imposible de creer, puesto que como buena parte de los asesinos en serie, guardaba trofeos que le recordaban sus hazañas.

Se ríe. “¿Qué pasa Gary?”, le preguntan. “He descubierto que me encantaba matar mujeres”, respondió.

Continuará...

Por: Lourdes Guerrero / @Agnte_1

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