Estamos clasificados como un país subdesarrollado por nuestros altos niveles de pobreza, la grosera desigualdad entre los que más tienen y los que carecen hasta de lo más indispensable.
La increíble corrupción entre la clase política y la sociedad; la impunidad recurrente tanto de los ricos, políticos y personas que influyen en los ámbitos judiciales.
Una educación chafa que nos coloca a la cola de la OCDE en las mediciones de eficiencia en áreas como las matemáticas, entre otras materias; además del bajo nivel educativo del grueso de la población.
Salarios que no alcanzan para tener lo mínimo indispensable; patrones que prefieren la mano de obra barata, para pagar esos sueldos míseros, y no dignos como merecerían profesionistas.
Y una larga, pero larga lista de deficiencias que tiene nuestro país, sus políticos, pero también su sociedad.
El robar, saquear, como si fueran africanos con hambre, o venezolanos con sed, refleja una parte de la sociedad mexicana carente de valores fundamentales.
¿Espantado? Para nada, el que roba se le debe llamar ratero, y esa es la imagen de tercermundismo que reflejamos en el escenario internacional.
Creo firmemente que los saqueadores son gente pagada por grupos políticos que sólo buscan crear zozobra, abonar perfectamente a un ambiente de discordia y justificar con ello la represalia o el desvío de la atención pública del verdadero problema, en este caso, el gasolinazo del exterior, según Peña Nieto.
Por: Israel Calderón / @israel_kalderon