Sus más de 30 años en prisión fue meritorio de admiración puesto que el asesino serial Gregorio Cárdenas Hernández fue considerado modelo de rehabilitación, su domicilio, Lecumberri, el llamado Palacio Negro de donde al salir, fue celebrado con vítores e invitado al Congreso de la Unión.
Nacido en el seno de una familia numerosa en Veracruz, Goyo Cárdenas fue el menor de 10 hermanos y, como señalé anteriormente, hubiera padecido una enfermedad que fue destruyendo paulatinamente su sistema nervioso central, pues a decir de su madre Vicenta Hernández y de la propia defensa sufría de epilepsia crepuscular.
Pero los estudios más detallados vinieron de los estudiosos de la criminología de esos tiempos como lo fue el maestro Alfonso Quirós Cuarón, autor de grandes obras, entre ellas Medicina Forense, el especialista encontraría en Goyo terribles experiencias de la infancia, no sólo la enuresis sino vértigos y pavores nocturnos, aunado al hecho de que varios familiares sufrían de jaquecas constantes incluido su padre.
Apoyando las teorías de Quirós Cuarón, Gonzalo Lafora logró sacar a la luz el narcisismo complejo de Cárdenas, puesto que buscaba de cada joven saciar su libido, incluso se supo que en alguna ocasión le pagaría a una parienta para que se dejara tocar de más.
Se le conocieron dos matrimonios, mismos que terminaron en fracaso, aun así siempre tuvo un gusto inusual por las prostitutas porque parecía querer demostrarse a sí mismo su hombría.
Dato curioso fue para Cuarón saber que en la búsqueda de pruebas al interior de su casa en Tacuba, fueron localizadas varias fotografías de Goyo vestido de mujer, específicamente como geisha, ya en Lecumberri, desarrolló un “amaneramiento” no conocido por sus familiares.
Como ya lo había dicho antes, era estudiante brillante de la carrera de ingeniería química, pero salió de la prisión titulado en Derecho con la tesis Insuficiencia de nuestra legislación en la inimputabilidad por ausencia o disminución de capacidad mental, con ello atrajo la atención de los medios, Goyo resultaba todo un ejemplo del sistema carcelario de aquellos años, a pesar del tremendo diagnóstico del maestro Alfonso Quirós quien lo calificó de una personalidad neurótica; neurosis evolutiva del tipo introvertido con tendencias homosexuales, narcisismo y erotismo sádico anal, y su estado neurótico era el de un esquizo-paranoide.
Con todo y ese pesado antecedente, fue homenajeado por los tres poderes, el mismo presidente de México Luis Echeverría Álvarez le concedió el indulto para que saliera libre. En prisión escribió algunos libros, los más conocidos Celda 16 y Adiós Lecumberri; murió en Los Ángeles en 1999, se desconoce si volvió a matar, sin embargo, con una personalidad psicopática que cultivó desde la niñez, es difícil no creerlo.
Ocho años menor que Goyo, nació en Austria Jack Unterweger, igual de notable que éste, también escritor y poeta, también asesino de prostitutas, la comunidad intelectual del mundo volteaba a ver a este hombre que siendo libre de su primera condena, gracias a la presión de importantes personajes, volvió a matar y no se detuvo hasta que fue detenido por segunda vez, entonces, nadie vendría a salvarlo…
Continuará...
Por: Lourdes Guerrero / @Agnte_1