Desencajado. |
Al gobernador Juan Manuel Carreras López se le vio desencajado. Aún no salía de su modorra decembrina cuando el todoterreno Donald Trump lo arrolló en su camino a tomar posesión como presidente de los Estados Unidos el 20 de enero. La salida de Ford, la mejor inversión que iba a tener San Luis Potosí en años, se le fue de las manos y si bien en esta decisión de la compañía poco tenía qué hacer, ese poco hubiera representado mucho de haberse puesto a trabajar en el tema.
Excepto para el propio Trump y todos los que votaron por él, es increíble que cada una de sus amenazas y hasta predicciones se estén cumpliendo. Ya van tres golpes al país. Los dos primeros, en noviembre pasado, cuando Trump echó abajo mil empleos que iba a crear Carrier en Monterrey que ahora serán para el estado norteamericano de India; ese mismo mes el propio Trump dijo que Ford había determinado no construir una planta en México para fabricar su vehículo Lincoln MKC y que se quedaba en Kentucky. Todo mundo respiró tranquilo: SLP quedaba intocado.
Hoy, sin embargo, dos mil 800 empleos quedaron en simple promesa porque Ford cedió y mejor invertirá en Michigan para construir el Focus.
El secretario de Desarrollo Económico, Gustavo Puente Orozco presumía por la mañana que San Luis Potosí recibió en 2016 la friolera de tres mil 145 millones de dólares de inversión privada. Horas más tarde Ford nos decía adiós y esa cifra se desplomó al 50 por ciento.
Por mucho que Carreras o "El Bronco" minimicen estos impactos en la economía de sus estados, suena mucho a justificación. Las inversiones son las que mueven a la economía y si son en dólares, qué mejor. Además no crearían empleos cualquiera. Una gran cantidad de especialistas iba a salir de las universidades para alquilarse en esas grandes empresas, pero ahora sus opciones se redujeron a poner el puesto de tacos o manejar un taxi de Uber.
¿Qué hizo mal el gobernador Carreras? El tiempo lo dirá. Lo cierto es que no lo suficiente para mantener en sus dominios a uno de los gigantes mundiales de la producción automotriz y, cabe decirlo, es su primer gran fracaso como líder del estado.
Ya se verá cuánto tiempo transcurrirá antes que Carreras anuncie una nueva gran inversión extranjera, así de extraordinaria, deseable en cualquier lugar del mundo y resulta que San Luis Potosí había sido el estado elegido.
Con razón tenía cara de tristeza cuando confirmó el anuncio hecho desde Estados Unidos, sin siquiera darle las gracias.
Pero sigue como Mejía Barón en el Mundial de 1994: sin hacer los cambios en su Gabinete.