lunes, 5 de septiembre de 2016

Receta para un asesino serial (II)

Aileen Carol Pitman mejor conocida como Aileen Carol Wuornos fue una asesina en serie de EU.

La violencia escolar, es el tema que dejamos pendiente de abordar en la columna anterior, como decía, es el reflejo de maltratos dentro del círculo familiar, con las amistades más cercanas, por ende habrá un mecanismo de defensa activo, sin embargo existe la necesidad de identificarlo a fin de encontrar la raíz del problema y resolverlo.

Rafael Garófalo, jurista y criminólogo italiano señala “al sujeto antisocial le hacen falta los sentimientos de piedad probidad, es decir, de empatía y de respeto a las propiedades ajenas”.

Es menester enfatizar que el sujeto antisocial no se crea solo, siempre habrán factores desencadenantes de su ira y que lo lleven a cometer actos que atenten contra la seguridad e integridad de las personas en su entorno.

Volviendo al tema de Kemper, Anna Freud puede encajarlo en uno de los mecanismos de defensa denominado Proyección, mientras que Frank Alexander y Hugo Staub argumentan que “lo característico de la proyección de la culpabilidad es que los móviles imputados al adversario son en realidad los propios móviles del agente, reprimidos y rechazados por el ‘súper yo’ (Estadios del aparato psíquico de Sigmund Freud) por eso la proyección de la culpabilidad significa a un tiempo la falsificación de la realidad interior y exterior del sujeto”.

Las palabras de Kemper cuando fue detenido por los agentes es la más clara evidencia del modo en que evade la realidad, porque decir “maté a mi abuela para saber qué se sentía” resultaría ilógico para cualquier otro individuo normal.

Cinco años pasó internado en un centro psiquiátrico, sitio donde convivió con los más peligrosos delincuentes, así como con el personal que los trataba, de entrada se le calificó un intelecto de casi genio, sorprendió a los más reconocidos especialistas, por ello consiguió un puesto como asistente, a la vez que aprendía más de sus compañeros de presidio.

Luego de abandonar este lugar, lo regresaron al lado de su madre ya con casi 20 años y lejos de que la relación con ella mejorara, fue más enfermiza a decir de Edmund “me devolvieron a la olla de presión de la que había salido”. Criminológicamente hablando Kemper fue una víctima de las crueles circunstancias que le rodearon desde su infancia puesto que todo influyó para convertirlo en lo que fue, es de recordar que uno de sus anhelos fue ser policía porque le gustaba el orden y obviamente el respeto a la ley, pero nada favoreció a este joven de más de dos metros, durante un año planeó como asesinar, lo fantaseó una y otra vez hasta que lo hizo realidad, justicia poética dijo frente al espejo mientras se limpiaba la sangre de su madre, luego de decapitarla, violar su cuerpo llamó a la mejor amiga de ella, y también la asesino. Posteriormente condujo por horas hasta que llamó a la policía para entregarse y aunque nadie podía creerlo confesó sus crímenes tan detalladamente, que, como lo señalé anteriormente, fue condenado a ocho cadenas perpetuas.

AILEEN WUORNOS Y LA MUJER ASESINA
Esta mujer marcó el parte-aguas en una disciplina en la que se conocían sólo hombres como asesinos seriales, pero Wuornos también contaba con un pasado obscuro, cruel y desgraciado, trabajó como prostituta desde muy joven, fue abandonada por su madre junto con su hermano, Aileen quedó embarazada a los 14 años con lo que obtuvo que sus abuelos la echaran a la calle, luego del parto, su hijo fue regalado y se refugió en un coche abandonado en una calle. En algunas entrevistas ella manifestó haber sido abusada física y sexualmente por su abuelo, y que su abuela era una alcohólica, sufrió el descuido de su madre, y la separación de su hermano mayor, fue condenada por siete homicidios y aunque ella justificó los hechos, el jurado no retrocedió, originalmente se dice que recibiría la cadena perpetua, pero fue Wuornos quien pidió la pena de muerte “estoy muy enojada con el mundo, mátenme porque si no lo hacen volveré a matar, aquí o donde sea”.

Fue Cesare Lombroso, otro científico italiano el primero en abordar la temática de la mujer delincuente, con sus estudios, dejó se verse como la protectora de siempre, sin embargo, las mujeres padecen mucho más el abandono de la familia estando en prisión, pues está comprobado que una mujer que mata, aun en defensa propia sufre una especie de destierro en sus lazos sanguíneos, aunque obviamente no me atrevería a generalizar.

Bien, como es de notar, la infancia y niñez de los criminales, forma su perfil futuro en su actuación con la sociedad, no debemos olvidar que las conductas de los adultos son aprendidas pos los menores, así, si un niño crece con una familia violenta, será la única forma de vida que aprenda a conocer y sus relaciones sociales se verán severamente afectadas, otro ejemplo es el niño Jesse Pomeroy, juzgado y condenado cuando sólo contaba con catorce años, Pomeroy era golpeado hasta sangrar por su padre quien ponía de pretexto cualquier travesura o acto de indisciplina desde muy pequeño, gustaba de asesinar a las mascotas de la familia y a las de los vecinos, su última víctima fue una niña que acudió al negocio de la familia Pomeroy para comprar una libreta, Jesse la llevó al sótano y la degolló, para después envolverla en una alfombra, subió a atender el negocio como si nada hubiera ocurrido, luego de varias semanas de búsqueda, se perdió la esperanza, la menor fue localizada por azares del destino, cuando le fue embargada la propiedad a la familia.

Continuará...

Por: María Reyes / @Agnte_1

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