Aplausos y apapachos. |
Uno de los compromisos de campaña del alcalde de Valles, Jorge Terán Juárez, es Antonio Juárez Torres. Este señor es cañero y no sólo eso: es el líder indiscutible de la Unión Local de Productores de Caña de Azúcar adscrita a la Confederación Nacional Campesina (CNC), el eterno semillero de votos para el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Valles.
Del priísta Terán no extrañan muchas cosas, por ejemplo, su maquiavelismo pueblerino para conducirse en política, romper promesas y sus mentiras.
¿De qué le ha servido a Valles tener a un líder cañero como primer regidor constitucional de representación proporcional? De nada, sólo es la cara de los cañeros en el cabildo, porque no se le conocen decisiones de beneficio para la población.
Pero Terán lo apoya. Y lo metió. Le paga 50 mil pesos mensuales del erario por no hacer nada. 600 mil al año. 1.8 millones en el trienio. Dinero que para Juárez no es nada, porque tiene eso y más.
El pago de favores no es nuevo en política. Lo mismo hizo el ex edil priísta Juan José Ortiz Azuara, ahora al frente de la Promotora del Estado del gobernador Juan Manuel Carreras López, justo cuando lo daban por muerto. Le dio una regiduría a la hija de Toño Juárez, Argelia Juárez Paulín. Nada se recuerda de su paso por ese cargo.
Tanto Terán como Ortiz Azuara hoy no pueden verse ni en pintura, pero algo los une: ambos se doblaron con los cañeros. Con la hija primero, con el líder después.
Para dar atole con el dedo a la gente, Terán le entregó a Toño Juárez la Comisión de Desarrollo Rural y Asuntos Indígenas.
El camino no fue tan fácil para el cañero, pero lo logró. Él venía de un intento de secuestro ocurrido en octubre de 2014 en Valles. Un año más tarde, el alcalde Jorge Terán se presentó a su informe de la zafra 2014-2015 y lo endiosó.
Hoy ese líder cañero no solamente no hace nada por la gente, sino que la perjudica. Las quemas de caña, la contaminación a raudales al medio ambiente, la explotación del agua del río y sus cascadas, el negrerismo con los jornaleros forman parte de su historial. De él y de los demás líderes que manejan a los políticos como títeres por el irrefutable hecho de tener a la mano, votos y dinero.
Para nadie es un secreto que la sola producción cañera de la Huasteca tiene colocado a San Luis Potosí en el tercer lugar nacional de azúcar.
Por eso Terán no los toca ni con el pétalo de una rosa y mandó callar a su director de Protección Civil, el teniente retirado José Antonio Zamora Velázquez cuando dijo que ahora sí los multarían por quemar caña sin control.
Los incendios recientes de Valles no solamente se le deben achacar a los abusivos cañeros, también a Terán.
Pero nada hará en su contra.
Se tiene que cuadrar, porque quiere repetir como alcalde en 2018 y los votos cañeros, como siempre, harán la diferencia.
Del priísta Terán no extrañan muchas cosas, por ejemplo, su maquiavelismo pueblerino para conducirse en política, romper promesas y sus mentiras.
¿De qué le ha servido a Valles tener a un líder cañero como primer regidor constitucional de representación proporcional? De nada, sólo es la cara de los cañeros en el cabildo, porque no se le conocen decisiones de beneficio para la población.
Pero Terán lo apoya. Y lo metió. Le paga 50 mil pesos mensuales del erario por no hacer nada. 600 mil al año. 1.8 millones en el trienio. Dinero que para Juárez no es nada, porque tiene eso y más.
El pago de favores no es nuevo en política. Lo mismo hizo el ex edil priísta Juan José Ortiz Azuara, ahora al frente de la Promotora del Estado del gobernador Juan Manuel Carreras López, justo cuando lo daban por muerto. Le dio una regiduría a la hija de Toño Juárez, Argelia Juárez Paulín. Nada se recuerda de su paso por ese cargo.
Tanto Terán como Ortiz Azuara hoy no pueden verse ni en pintura, pero algo los une: ambos se doblaron con los cañeros. Con la hija primero, con el líder después.
Para dar atole con el dedo a la gente, Terán le entregó a Toño Juárez la Comisión de Desarrollo Rural y Asuntos Indígenas.
El camino no fue tan fácil para el cañero, pero lo logró. Él venía de un intento de secuestro ocurrido en octubre de 2014 en Valles. Un año más tarde, el alcalde Jorge Terán se presentó a su informe de la zafra 2014-2015 y lo endiosó.
Hoy ese líder cañero no solamente no hace nada por la gente, sino que la perjudica. Las quemas de caña, la contaminación a raudales al medio ambiente, la explotación del agua del río y sus cascadas, el negrerismo con los jornaleros forman parte de su historial. De él y de los demás líderes que manejan a los políticos como títeres por el irrefutable hecho de tener a la mano, votos y dinero.
Para nadie es un secreto que la sola producción cañera de la Huasteca tiene colocado a San Luis Potosí en el tercer lugar nacional de azúcar.
Por eso Terán no los toca ni con el pétalo de una rosa y mandó callar a su director de Protección Civil, el teniente retirado José Antonio Zamora Velázquez cuando dijo que ahora sí los multarían por quemar caña sin control.
Los incendios recientes de Valles no solamente se le deben achacar a los abusivos cañeros, también a Terán.
Pero nada hará en su contra.
Se tiene que cuadrar, porque quiere repetir como alcalde en 2018 y los votos cañeros, como siempre, harán la diferencia.