Un mexicano muy grande. |
El dibujante y pintor José Luis Cuevas falleció la tarde de hoy a los 86 años, mismos que cumplió el pasado 26 de febrero. Conocido en sus primeros años por desafiar a los muralistas y la Escuela Mexicana de Pintura, en los últimos tiempos Cuevas vivió recluido en su casa de San Ángel, fuera de la vista del público, y de cierta manera olvidado. El año pasado la Galería Oscar Román le organizó una exposición antológica con obra que se remontaba a sus primeros años en la década de los 50 del siglo pasado. En 1992 inauguró el museo que lleva su nombre en el Centro Histórico que ya se preparaba para festejar sus cinco lustros de vida.
El deceso fue confirmado por la Secretaría de Cultura del Gobierno Federal.
El enfant terrible, el rupturista, el harto, el narcisista, el Gato Macho, el artista mediático, creador de un mundo de “deformes y desdichados”, famoso por la frase “la cortina del nopal” y por haber bautizado a la “Zona Rosa”, el artista plástico José Luis Cuevas (México D.F., 26 de febrero de 1934) falleció.
La sombra de la muerte no era nueva para el dibujante, grabador, escultor, pintor, ilustrador y escritor. En 1973 una enfermedad del corazón lo obligó a permanecer en reposo durante un par de meses. De allí surgió el libro Confesiones de José Luis Cuevas, de Alaíde Foppa, cuyo primer capítulo, Enfermedad y muerte, empieza así: “José Luis Cuevas dice que se va a morir; y no se sabe si lo dice de veras, o si está actuando su personaje; o si está actuando y luego se cree la actuación”.
A la periodista guatemalteca el artista le confió: “Siempre he estado aterrado por la muerte. Ya lo sabes, mi obra es una larga meditación sobre la muerte. A los 11 años enfermé del corazón a consecuencia de unas fiebres reumáticas; y por eso es tan grave lo que estoy pasando: revivo la enfermedad de niño que me tuvo un año en cama”.
Pero se repuso el nacido en los altos de la fábrica de lápices y papeles "El lápiz del águila", administrada por su abuelo paterno, y quien de 1944-46 ingresó como alumno irregular a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”.
Asesorado por Lola Cueta, en el Mexico City College, realizó sus primeros grabados. En 1948 montó su primera exposición en el Seminario Axiológico. Su hermano Alberto, médico psiquiatra, lo llevó cuatro años después al manicomio La Castañeda, en la que tuvo como modelo a enfermos mentales. Expuso de nuevo en 1953, ahora en La Galería Prisse.
DE WASHINGTON AL MUNDO
En la internacionalización de Cuevas jugó un papel protagónico el abogado y crítico de arte cubano José Gómez Sicre, arraigado en Estados Unidos, que en 1954 le invitó a exponer en la Unión Panamericana, en Washington, DC. Tres años después viajó a Filadelfia para ilustrar a Franz Kafka por encargo de la Editorial Falcon Press. El libro se tituló El mundo de Kafka y Cuevas.
Siguieron exposiciones en La Habana, Caracas, Lima, Buenos Aires, Nueva York, Italia, San Luis, Missouri, y en 1959 ganó el Primer Premio Internacional de Dibujo de la Bienal de Sao Paulo. En la Zona Rosa (entrevistado, Cuevas había dicho sobre su muestra en la Galería Proteo: “Expongo temas de la zona roja en esta zona rosa”) dibujó un Mural efímero en el que se mofaba de “los afanes continuistas del muralismo”.
Tras autoexiliarse tres años en Francia, regresó a México y en 1981 recibió el Premio Nacional de Ciencia y Artes en Bellas Artes. En 1992 se inauguró el museo que lleva su nombre en la casona conventual de Santa Inés, ubicada en Academia 13, Centro Histórico, cuyo patio es dominado por La Giganta, escultura monumental en bronce de ocho metros de altura. El recinto, que alberga la colección de arte que su primera esposa Bertha Riestra y él reunieron durante más de 30 años, se ha dedicado a promover el arte mexicano y latinoamericano, principalmente.
La primera directora del museo fue Bertha Riestra, fallecida en 2000. Un lustro después asumió la dirección su segunda esposa, y ahora viuda, Beatriz del Carmen Bazán.
Constantes son los premios y reconocimientos otorgados a Cuevas, también las exposiciones en todo el mundo. El Museo del Palacio de Bellas Artes le rindió homenaje con una gran retrospectiva en 2008. El Centro Cultural Estación Indianilla montó en 2011 la exhibición de dibujo y escultura con obras de gran formato de la serie Animales impuros, que han sido expuestos en calles y espacios museísticos de México y de otros países.
“José Luis Cuevas ha buscado con meticulosa paciencia que su figura sea monumental y monstruosa”, escribe Juan García Ponce en la introducción del libro que en 1996 le dedicó Jaime Moreno Villarreal.
“En el seguimiento de los datos que han figurado la fisonomía del monstruo se encuentra una historia general que se ha formado valiéndose de José Luis Cuevas y una historia particular de José Luis Cuevas. Las dos juntas pueden provocar la creación de un panorama único y múltiple, de un monumento y de un monstruo.
“Pero, en el instante en que el monstruo pueda provocar la creación de un monumento basado en su figura, ¿no deja de ser un monstruo para convertirse en el monumento que su monstruosidad ha hecho posible y revela?, pregunta García Ponce en José Luis Cuevas: el monstruo y el monumento. Iconografía de una imagen pública.
Cuevas, Poniatowska, Monsiváis, Fuentes, Beatriz del Carmen Bazán y Leonora Carrington. |
DIBUJANTE DESDE LA NIÑEZ
José Luis Cuevas, artista plástico que abarcó la pintura, escultura, gráfica y dibujo, así como incursionó en ámbitos como el periodismo y la correspondencia.
De acuerdo con datos biográficos publicados en la página del artista en internet, realizó sus primeros estudios en la primaria pública “Benito Juárez”, de la colonia Roma, y desde esos años dejó ver su inclinación por las artes, en particular el dibujo.
Todavía en la escuela primaria, decorada con pinturas murales, decidió dedicarse a la pintura y en 1944 ingresó como alumno irregular a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, estudios que debió abandonar por una enfermedad.
Gracias a la asesoría de Lola Cueto, para 1947 creó sus primeros grabados en el México City College, mismo año en el que impartió clases de Historia del Arte en el Instituto Coronet Hall, y al siguiente su exhibió por primera vez su trabajo, en el Seminario Axiológico.
En 1953 realizó su primera exposición individual, en la Galería Priesse, con una crítica favorable, y entonces el coleccionista Alvar Carrillo Gil le compró los trabajos de la serie “La casa rosa”, y al año siguiente viajó a Nueva York para exponer su obra, despertando el interés de la crítica.
Un año después lo conoció el muralista David Alfaro Siqueiros, quien lo elogió; en 1956 el productor Manuel Barbachano Ponce realizó el documental “El pintor del rictus”, y en 1957 viajó a Filadelfia, Estados Unidos, para ilustrar un libro sobre el escritor checo Franz Karfka.
Uno de sus momentos más relevantes sucedió en 1958 cuando en el suplemento “México en la Cultura”, del diario “Novedades”, hizo referencia a la “cortina de nopal”, una crítica al muralismo y el nacionalismo pictórico, para en los años siguiente sumarse sus exposiciones en el extranjero, sobre todo en países de América.
En 1961 contrajo matrimonio con Bertha Riestra y viajó a Roma para exponer, generando revuelo su obra “Los Funerales de un Dictador “, así como el tríptico “La Caída de Franco”. Continuaron sus exposiciones y en 1963 se trasladó a Marruecos, donde conoció al pintor Francis Bacon.
En 1964 recibió el Premio de Excelencia en Arte y Diseño, en la XXIX Exposición Anual del Club de Directores Artísticos de Filadelfia y al año siguiente el Madeco en la II Bienal Iberoamericana de Grabado y en 1968 la Medalla de Oro en la I Trienal de Grabado de Nueva Delhi.
PAZ LE DEDICÓ UN POEMA
Los éxitos se sucedieron en los años siguientes y en 1970 el poeta mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura, le dedicó el poema “Totalidad y fragmento”.
En 1976 llevó su exposición “José Luis Cuevas. Su infierno terrenal”, luego se autoexilió en Francia, donde el Museo de Arte Moderno de París le dedicó una gran retrospectiva de dibujo. Tres años después regresó a México con la exposición “José Luis Cuevas. El regreso de otro hijo pródigo” en el Museo de Arte Moderno.
Cuevas no dejó de exponer en el extranjero, poniendo en alto el nombre de México, de recibir reconocimientos, y en 1981 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes.
En 1985 inició su reconocida columna periodística “Cuevario”, en 1991 recibió el reconocimiento de la Orden de Caballero de las Artes y las Letras del gobierno de Francia y realizó la escultura monumental “La Giganta”. Al año siguiente abrió el museo que lleva su nombre, en la Ciudad de México.
Para 1994 publicó su libro biográfico “Gato Macho” y un año después elaboró un mural de talavera poblana en la esquina de las calles de Londres y Niza, en la Zona Rosa, área de la capital mexicana a la que, se dice, bautizó de esa manera.
En 1998 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia, de España, le dedicó una exposición. Dos años más tarde falleció su esposa Bertha Riestra y un año después conoció a Beatriz del Carmen Bazán, con quien se casó por lo civil en 2003.
Ese mismo año recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes y para 2005 Beatriz del Carmen asumió la dirección del Museo José Luis Cuevas; al año siguiente el gobierno del Nuevo León le entregó la máxima presea por sus 50 años de artista plástico.
En los años recientes se suscitó una diferencia con sus hijas, que trascendió a la vida pública, y en estos días se preparaba en su museo la exposición “José Luis Cuevas y su colección a 25 años”. El pintor falleció el 3 de julio de 2017.
José Luis Cuevas y su primera esposa, Bertha. |
FRASES CÉLEBRES
"Muero cada día. No hay nada nuevo en ello”
"El artista es constantemente reinventado por la crítica”
"El artista crea sus propios mitos, y el más importante de éstos es el mito de sí mismo”
"El artista da todo a los demás a través de su obra, y como una esponja, absorbe, chupa, se apodera de los efectos y [...]”
"En toda obra de arte hay un proceso de magia”
"He sido siempre un enfermo profesional, y en el amor he encontrado la mejor de las medicinas”
"Zona Rosa porque es demasiado audaz para ser blanca, demasiado tímida para ser roja..."
Fuentes: La Jornada, Notimex, Imagen y El País