Por Armando Calderón
Consternación, indignación, incertidumbre, odio y otros
sentimientos que terminaron en felicidad cuando reapareció la mañana de este
día, se han mezclado en la población de la Huasteca Potosina, por el extravío
-postura oficial- de la menor de 9 años de edad, Karla Daniela Vázquez
Martínez, el pasado domingo 17 de febrero, situación informada a las
autoridades ministeriales dos días después, cuando fue activada la Alerta Ámber
número 62.
La difusión masiva de la noticia comenzó en este
municipio del norte huasteco, debido a que la niña habitaba en el Barrio Las
Palmas del ejido La Lima, uno de los ocho que conforman la cordillera tének,
donde de acuerdo a sus propios habitantes, nunca hubo un caso similar. A las
pocas horas de la difusión, fueron identificados sus padres: Fidencio Bautista
Martínez y Martina Vázquez Martínez, posteriormente fue develado que Fidencio
es su padrastro.
La vida familiar de la niña no queda clara. Todo indica que
los tres hacían su vida en el municipio Villa de Arista y posteriormente
llegaron al ejido vallense, debido a que Fidencio tiene familiares ahí. Esto
habría sucedido hace alrededor de un año, de acuerdo con declaraciones del
padre biológico de Daniela -como la llama-, identificado como Carlos Iván
Vázquez, quien se apersonó en esta ciudad para conocer el avance de las
pesquisas para localizar a su hija y finalmente declaró que pretende llevársela
consigo.
Vázquez dijo que le parecía sospechoso que la menor
huyera de su propia madre y su padrastro si, como afirma la gente y el propio
padrastro, Karlita fue abusada sexualmente por el tío de éste, Marcelino
Bautista Martínez, a quien encontró en paños menores con ella, cuando estaba
alcoholizado. Lo natural, sostuvo, es que la niña corriera con sus padres, no
escapar como lo hizo.
Marcelino Bautista no fue visto por nadie durante varios
días, inclusive hubo quien afirmó que había dejado el ejido. Sin embargo, el
propio acusado se dejó ver y reveló –en una entrevista exclusiva de El Mañana
de Valles- que había estado en su casa y que, cuando viajó a la cabecera municipal,
fue para ser interrogado por las autoridades de la Delegación Séptima de la
Fiscalía General del Estado, donde está radicado el caso y su investigación.
A decir del delegado Antonio Rodríguez Rodríguez, el
sujeto no puede ser acusado de haber abusado sexualmente de la niña, por más
que su sobrino, que es el padrastro de la menor, así lo afirme. Por eso no fue
detenido, aunque esto tiene indignada a la población que exige "sacarle la
verdad" al precio que sea.
El extravío de la pequeña de 9 años que estudiaba el
cuarto año en la escuela primaria Ignacio Manuel Altamirano del ejido, sucedió
alrededor de las 13:00 horas de ese domingo 17 de febrero, cuando estando en la
choza donde vivía con su padrastro y su madre, al ser interrogada por ésta sobre
lo ocurrido con Marcelino, sólo atinó a llorar inconsolablemente y luego se
escabulló hasta perderse.
La maestra de Karla, Baldramina Ruiz Balderas fue una de
las primeras en exigir justicia y convocó a la población a la localización.
Desde entonces, los voluntarios se volcaron en masa para rastrear en todos
lados, al igual que las autoridades municipales, estatales y el Ejército
Mexicano, sin éxito.
Las versiones han sido encontradas sobre lo sucedido y
también lo fueron, sobre el posible paradero de Karlita. Hay quienes afirmaban
que se la robaron, otros que la vendieron, que la habían visto en Monterrey,
que la tenían escondida los propios padres, que alguien la retenía, que debía
aplicarse justicia como en los tiempos de Porfirio Díaz y los más extremistas,
afirmaron que lincharían a quien fuese el culpable de la desaparición.
Karla fue buscada por miles de personas en toda la sierra
y no la hallaron. Rescatistas de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado
(SSPE), Fiscalía General del Estado (FGE), Policía Estatal, Policía Municipal, Ejército
Mexicano, Protección Civil, Bomberos y muchos voluntarios de Valles, la
Huasteca, Monterrey y Ciudad Madero, no atinaron a resolver este acertijo. "Peinaron"
la zona con helicóptero, drones, cuatrimotos, motos, vehículos todo terreno y lanchas;
con buzos, perros adiestrados, especialistas en rescate vertical y de montaña,
de día, de noche, en ríos, presas, etc.
Pero Karla Daniela no aparecía.
El alcalde de Valles, Adrián Esper Cárdenas ofreció
apoyar con gasolina pagada de su propia bolsa y pidió paciencia, el delegado de
justicia Antonio Rodríguez solicitó no linchar a nadie, las autoridades del
ejido ya no sabían qué más hacer.
La gente, pendiente de las redes sociales, estuvo pegada
a las transmisiones en vivo que hacían los medios de comunicación locales, exigían
detener a Marcelino y lo hicieran hablar, sospechaban del padre y de la madre,
pegaban mensajes de aliento para Karla Daniela en casas, árboles y carros;
repartían volantes, toda la gente pedía la foto para compartirla entre sus
amigos.
Y nada...
En la búsqueda de Facebook, se pone "Karla
Daniela" y de inmediato aparece "Karla Daniela La Lima", en
Google está como "Karla Daniela desaparecida" y "Karla Daniela
Cd. Valles". No hay casi lugar donde no se supiera del caso y a pesar de
todo, no había rastro de ella, aunque las autoridades afirmaban que seguía
viva.
La niña, un 1.20 metros de altura, ese día que dejó La Lima, estaba vestida
con un short verde con raya blanca, blusa rosa y huaraches morados. Once días
después, se apersonó con la misma ropa.
"Nunca se nos había perdido una niña", decían
los habitantes con gran pesar.
Y la vida se las devolvió al amanecer de este día, cuando
tocó la puerta del Centro de Estudios Tecnológicos y de Aguas Continentales de
la colonia Juárez de este municipio y el velador le abrió para reportarla a las
autoridades… a unos pasos de la zona tének.
Pero de todos modos, ninguna respuesta ha quedado
respondida.
¿Qué pasó?